miércoles, 7 de septiembre de 2011

Primavera de 1991 "Los inquietos......."

Al llegar la primavera de 1991 mi hermano y yo buscábamos motivos para pintar en los alrededores de la escuela entre la abundancia de sus eucaliptos y sus rincones con personalidad. Queríamos representar una realidad que Oscar expresaba con una tendencia impresionista y yo intentaba copiarla tal cual la veía, pero me surgió un problema “La Perspectiva”.
Cuando no conoces esta ciencia y para que se utiliza exactamente, la intuición de tu campo visual sospecha que la realidad que ven tus ojos esta construida por lineas de fuga, pero para construir correctamente esta estructura de lineas y trazarlas en un dibujo, necesitas de un método.
En uno de los talleres artesanales de la escuela el de “vidrio soplado”, intente pintar una escena en su interior que mostraba la penumbra iluminada por el fuego de los hornos y los artesanos del vidrio realizando su faena.
La composición ubicaba a un personaje soplando vidrio en el centro y de fondo el interior del taller, pero cuando tuve que organizar las lineas de fuga sin conocimiento de causa, por mas que intente reproducir aquella estructura me fue imposible ordenarla y termine cancelando el proyecto.
En esa generación que ingresamos en 1989 también se matriculo el arquitecto Jaime Salas, mi hermano hizo muy buena amistad con el ya que tenían la misma edad y muchas vivencias que platicarse.
Jaime, Oscar y yo congeniamos muy bien, con el tiempo empezamos a organizar reuniones a las que acudían inclusive los maestros y en las que nunca faltaba una buena cerveza con comida, música y sonrisas, pero estas convivencias también dieron lugar al análisis de los problemas en los que se encontraba la escuela además de que examinábamos los pormenores del trabajo que estábamos intentando realizar cada uno en su caballete.
Una de las actividades que surgieron a raíz de estos encuentros informales, fue la organización de una serie de exposiciones itinerantes en las que convocamos a todos los alumnos a participar con sus dibujos y pinturas, el propósito era exponer por las calles, mercados y escuelas en el transcurso de la mañana. Para ello teníamos que transportar entre todos nuestra muestra y montarla en caballetes y bastidores, así que solicitamos a la escuela nos prestara dicho material para el montaje. Pronto aparecieron las primeras criticas por parte de los maestros que cuestionaron el que expusiéramos cualquier cosa.
Efectivamente no hacíamos selección de trabajos por que el propósito principal era generar actividades para unir al grupo y despertar la iniciativa de los compañeros que se encontraban decepcionados y perezosos por el ambiente desorganizado de la escuela.
Expusimos bocetos de todo tipo, desde monigotes mal resueltos y desproporcionados hasta ejercicios que tenían detalles bastante bien logrados. La actividad se iniciaba muy temprano cargando caballetes y bastidores entre todos, disponíamos de dos camionetas, la de Jaime Salas y la de la Escuela que finalmente acepto por apoyar la iniciativa, después nos trasladábamos al lugar que previamente contactábamos y se exponía en él por un par de horas durante la mañana.
La coordinación del equipo poco a poco se fue perfeccioando mientras duro esta actividad, cada uno de los participantes fue descubriendo las ventajas de estar unidos y ellos mismos reflexionaron acerca de su propio trabajo.
Cuando la gente se acerco y comenzó a dar su opinión de aquella galería improvisada, se puso a prueba la resistencia de los autores, por ejemplo en las escuelas los niños y adolescentes solían hacer muchas preguntas y burlarse de los dibujos, pero también distinguíamos a los que seguramente tenia la misma inclinación artística como nosotros por que sus comentarios eran interesantes y respetuosos, la gente de la calle y de los mercados nos observaban con esa curiosidad con la que se ve al charlatán callejero o merolico, la realidad es que las personas te miran como al que limpia los cristales de los coches en las esquinas aprovechando el semáforo en rojo, sin embargo así es como logras incorporarte al inconsciente colectivo de la sociedad que terminara aceptándote y quizá hasta te valore si eres insistente.
Una mañana le mostré a Jaime aquel cuadro inconcluso del taller de vidrio soplado, cuando lo vio con sus ojos de arquitecto se dio cuenta que no sabia perspectiva y que era necesario aprenderla. Después de algunas explicaciones practicas, me facilito algunos libros sobre el tema que me hicieron descubrir un nuevo mundo, fue entonces que le propuse nos diera clases de perspectiva artística a un grupo en la escuela ya que carecíamos de esta materia tan importante.
Jaime acepto sin cobrar un solo peso y convencimos al maestro Donato Martínez encargado de la dirección de la escuela para que nos facilitara un salón, inicie una campaña para convencer a los compañeros para que asistieran por que el director nos advirtió que si no eramos suficientes no seria posible llevar a cabo el proyecto además de que seguramente los maestros, trabajadores y sindicato no tardarían en protestar. La nueva clase de perspectiva artística empezó todos los días a las 8 de la mañana un Horario difícil de asistencia para una comunidad de alumnos desmotivados, pero la dinámica resulto tan divertida e interesante que rebaso las expectativas de asistencia, Jaime no solo se dedico a la teoría, también exploto muy activamente la practica de bocetos de perspectiva a mano alzada por las calles de la ciudad que después de la experiencia vivida con las exposiciones itinerantes el grupo se movilizaba bastante bien , la cátedra fue todo un éxito pero lamentablemente se hizo realidad la predicción del maestro Donato, el sindicato y sus afiliados se sintieron incómodos y terminaron con la clase.
Seguramente estos relatos muestran la imagen de una escuela muy subdesarrollada si la comparamos con otros institutos de artes y oficios de prestigio, imagino que en esas importantes escuelas seria imposible que de la noche a la mañana se pudiera incorporar cualquier persona al plantel de maestros, también seria difícil que las ocurrencias de un simple grupo de alumnos modificaran con facilidad la organización de este centro educativo.
Estos recuerdos sobre la escuela de pintura que me albergó en los años noventa, me hacen reflexionar sobre el futuro de la educación de las artes plásticas en Durango, de echo la generación a la que pertenezco tendrá que hacerse cargo de formar a los futuros artistas de una manera directa o indirecta, actuando como maestros o dando un ejemplo de profesionalidad como artistas independientes.
Al hablar de la enseñanza actual de las artes plásticas en Durango además de la impartida por la escuela de pintura, solo se me ocurre mencionar con un nivel profesional al taller del pintor Carlos Cardenas Reyes, por que haciendo una valoración honesta de la escuela de pintura como institución respaldada por una universidad y con un grado de licenciatura, creo que terminaríamos cuestionando su enseñanza que supongo sigue siendo insuficiente.
La triste realidad es que entre nosotros serán pocos los que estén capacitados y decidan voluntariamente hacerse cargo de esta complicada tarea de enseñar.

No todos los buenos artista pueden ser buenos maestros....saber enseñar es una virtud que requiere entre otras cosas de una vasta preparación “

Espero que en un futuro aquel que decida dar clases de artes plásticas en Durango ya sea de manera independiente o siendo parte de la escuela de pintura o de algún otro organismo cultural, pueda recibir en base a su experiencia y su labor desempeñada, un reconocimiento y un sueldo justo que le permita creer en si mismo y en su proyecto, el día que esto suceda seguramente varios compañeros que admiro aceptaran prepararse para compartir sus conocimientos e investigaciones en un salón de clases.
Hoy en día la generación a la que pertenezco continua en vías de desarrollo, las circunstancias personales de cada uno nos han puesto en el dilema de vivir en Durango o emigrar, el trabajo que estamos realizando en este momento es el resultado de un proceso que se ha enfrentado a muchas dificultades y carencias. Crecimos prácticamente huérfanos de academia por que la enseñanza que nos brindaron los pocos maestros que existían en algunos casos no encajó con el estilo de pintura que queríamos aprender cada uno.
Los pintores de esta generación continuamos formándonos como podemos y lentamente nos despojamos de complejos de inferioridad que en ocasiones la sociedad nos ha impuesto, empezamos a sentir que somos tan útiles y necesarios como los profesionales de otras ramas.
Finalmente solo nuestro trabajo podrá convencer a esta sociedad y a las instituciones culturales para que inviertan adecuadamente en nuestro gremio.

Es importante que se reconozca la opinión bien fundamentada de un artista y es necesario que no se sienta esa opinión como un capricho ni como un afán de protagonismo cuando lo que se pretende es mejorar la educación de los pueblos.....Un pueblo bien educado en las bellas artes tiene herramientas para construir su identidad y así poder evolucionar.... “

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